Monserrat Caballé, fue admirada especialmente por su técnica vocal y por sus interpretaciones del repertorio del Bel Canto y una de las más grandes sopranos del siglo XX.
Su exitosa carrera comenzó en el Liceu de Barcelona en 1955, sin embargo su leyenda comenzó a forjarse gracias a una sustitución, el 20 de abril de 1965 en el Carnegie Hall de Nueva York, de la titular Marilyn Horne. Su interpretación de Lucrecia Borgia, de Gaetano Donizetti, causó una gran sensación, tanto que fue aplaudida durante 20 minutos, y desde aquel momento fue conocida mundialmente.
En dicha crítica, el New York Times afirmaba que su voz era «inquietantemente hermosa, con un tono misteriosamente pulido como una viola» («The voice is quite hauntingly beautiful, with a darkly burnished tone almost like that of a viola») y comparable a Maria Callas.
Esta representación y su posterior grabación ayudaron a reintroducir la obra al público amante de la ópera, ya que había caído en el olvido los últimos años.