Palacio Schönbrunn

El Palacio de Schönbrunn en Viena tiene una historia fascinante, directamente ligada a la familia de los Habsburgo y a multitud de eventos históricos de la historia reciente.

Su nombre, que significa «fuente bonita», proviene de un pozo artesiano que abastecía de agua a la corte.

El emperador Maximiliano II lo adquirió con casa, establos y jardines en 1569, pero la construcción principal es del siglo XV, durante el reinado de José I, gran promotor del desarrollo artístico de Viena.

Su hermano Carlos VI, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico a la muerte de José I en 1711, aseguró mediante la Paragmática Sanción de 1713 que su hija María Teresa pudiera heredar los dominios de los Habsburgo, aunque esto llevó a la Guerra de Sucesión Austriaca tras su muerte.

María Teresa es la única mujer que gobernó los dominios de los Habsburgo, teniendo un papel crucial en la historia de Austria. Fue una gobernante fuerte y determinada, que dejó una huella profunda en la historia de Austria.

En su reinado estableció en el palacio la residencia de verano de la familia y ordenó, a mediados del siglo XVIII una gran remodelación, gracias a la cual se convirtió en una joya arquitectónica y uno de los monumentos más importantes de Austria, testigo del máximo esplendor del Imperio Austro-Húngaro.

El Palacio es de estilo barroco con una impresionante decoración rococó. Tiene nada menos que 1.441 habitaciones, aunque solo 45 están abiertas al público.

Posee unos jardines espectaculares, con la Glorieta, con vistas espectaculares del palacio y la ciudad;
el Laberinto, un divertido recorrido entre setos que recrea el entretenimiento de la nobleza; y la impresionante Fuente de Neptuno

Además Francisco I fundó una casa de fieras en 1752, lo que se considera como el zoológico más antiguo del mundo.

Desde 1996 fue considerado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

Salas llenas de Historia

Grandes figuras históricas han pasado por el Palacio de los Habsburgo, impregnando a algunas de sus salas del aroma de la historia:

Mozart, un niño prodigio de 6 años, tocó para la emperatriz María Teresa en el Salón de los Espejos en 1762.

Napoleón Bonaparte se alojó en el palacio, y estableció en él su cuartel general, durante su ocupación de Viena en 1805, dando nombre al Salón Napoleón.

 

Tras la Primera Guerra Mundial vino la renuncia del emperador Carlos I en 1918, marcando el fin de la monarquía de los Habsburgo y el nacimiento de la República de Austria, la abdicación se produjo en el Salón Chino Azul.

En 1961, en plena Guerra Fría, en La Gran Galería se celebró el encuentro entre el presidente estadounidense John F. Kennedy y el líder soviético Nikita Khrushchev, primer acercamiento de los líderes de las dos potencias desde el fin de la Segunda Guerra Mundial.

 

Escenario clave para la música

El Palacio ha acogido a lo largo de los siglos conciertos, óperas y actuaciones de algunos de los músicos más importantes de la historia.

Desde el reinado de Francisco José I, Schönbrunn fue sede de Conciertos imperiales, eventos musicales exclusivos para la familia imperial y la nobleza, así como óperas y música de cámara. En el siglo XVIII, el palacio albergó representaciones de óperas y conciertos de compositores como Haydn y Beethoven.

Hoy en día, el palacio sigue siendo un lugar importante para la música clásica, a cargo de la Orquesta del Palacio de Schönbrunn, con una gran selección de música magistral de Mozart y Strauss, completada con interpretaciones vocales.

¿Quiere pasear por los salones donde se han escrito algunas de las páginas más importantes de la historia contemporánea?